La Palabra de Dios
Hechos 20:32
32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a
Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros
herencia con todos los santificados.
Hechos 20:32 (Nuevo Testamento de Arcas
y Fernández)
32 Ahora os encomiendo a Dios y a su
mensaje de amor; un mensaje que tiene fuerza para que todos los consagrados a
Dios crezcan en el espíritu y alcancen la herencia prometida.
Hechos 20:32 (Biblia Latinoamericana)
32 Ahora los encomiendo a Dios y a su
Palabra portadora de su gracia, que tiene eficacia para edificar sus personas y
entregarles la herencia junto a todos los santos.
Hechos 20:32 (Biblia del Pueblo de
Dios)
32 Ahora los encomiendo al Señor y a la
Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y darles la
parte de la herencia que les corresponde, con todos los que han sido
santificados.
La Palabra de Dios tiene
poder para sobreedificarnos y darnos herencia junto con los santificados, es
decir con todos los creyentes.
La palabra griega que se usa para sobreedificar es epoikodomeo que según Vine significa construir sobre,
sobreedificar, edificar encima (epi, sobre).
Esta palabra es la suma de otras tres: epi que significa encima o sobre; oikos que significa una
casa; y, domo, una edificación. De ahí podemos ver que epoikodomeo significa construir
una casa sobre una edificación.
Muchas familias cuando los hijos crecen les regalan los “aires” de la
casa, es decir, el techo para que ellos construyan su casa encima, y esa es la
idea, se construye una casa sobre la edificación que ya está hecha.
La Biblia del Pueblo de Dios nos
da la idea más clara cuando dice “construir
el edificio”.
Las bases ya fueron colocadas ahora solo debemos construir encima.
1 Corintios 3:10-15
10 Conforme a la gracia de Dios que me
ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica
encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
11 Porque nadie puede poner otro
fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
12 Y si sobre este fundamento alguno
edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,
13 la obra de cada uno se hará
manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la
obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
14 Si permaneciere la obra de alguno
que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno se quemare, él
sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
Jesucristo es la base o fundamento sobre el cual debemos pararnos, pero
nuestra responsabilidad es edificar encima de ese fundamento.
1 Pedro 2:1-5
1 Desechando, pues, toda malicia, todo
engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
2 desead, como niños recién nacidos, la
leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,
3 si es que habéis gustado la
benignidad del Señor.
4 Acercándoos a él, piedra viva,
desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
5 vosotros también, como piedras vivas,
sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Nosotros somos una casa espiritual que debe ser edificada o construida,
no es algo que dependa de Dios, sino que es algo que depende de nosotros.
La palabra griega que se usa para desear
es epipotheo que significa tener un deseo muy intenso, un deseo muy
ardiente.
Es como el deseo de un joven que se enamora por primera vez no puede
esperar la hora para poder ver a su amada.
La palabra para crecer es auxano que significa crecimiento, incremento, aumento.
Y salvación es soteria que nos habla de todas las
bendiciones concedidas a los hombres en Cristo a través del Espíritu. Es la
liberación, preservación y protección del peligro y mal material y temporal.
De ahí podemos ver que si queremos recibir todas las bendiciones de Dios
debemos desear ardientemente y meternos a fondo en la Palabra de Dios.
La única manera de crecer y sobreedificarnos es depositar la Palabra de
Dios en nuestro interior.
2 Pedro 1:3-4
3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,
4 por medio de las cuales nos ha dado
preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser
participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay
en el mundo a causa de la concupiscencia.
2 Pedro 1:3-4 (Nueva Versión
Internacional)
3 Su divino poder, al darnos el
conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y potencia, nos ha
concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda.
4 Así Dios nos ha entregado sus preciosas
y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que
hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la
naturaleza divina.
Dios nos ha dado todas las
cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, todo lo necesario para vivir como
Él manda, y todas ello lo encerró en su Palabra.
Esto significa que al pasar tiempo en su Palabra creceremos hasta
alcanzar todas las bendiciones que Dios nos dio.
Efesios 1:3
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos
bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
Este verso nos dice que todas las promesas y bendiciones de Dios son legalmente nuestras.
Hay dos aspectos de la Palabra de Dios en nuestras vidas:
El aspecto legal, y el
aspecto vital
El aspecto legal nos dice que
todas las bendiciones y promesas de Dios ya son legalmente nuestras.
El aspecto vital nos habla de
poder experimentar en nuestras vidas lo que legalmente nos pertenece.
El hecho de que las promesas de la Palabra nos pertenezcan legalmente no
significa que las experimentemos en nuestras vidas.
Como vimos en Hechos 20:32: “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia,
que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los
santificados.” Es decir, la Palabra tiene poder para sobreedificarnos pero
somos nosotros los que debemos hacer algo.
Para poder experimentar las promesas de Dios en nuestras vidas debemos
entender que confiabilidad, respaldo y autoridad tiene la Palabra.
Lo primero que debemos
entender es que Jesús y su Palabra son
uno.
Juan 1:1,14
1 En el principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre),
lleno de gracia y de verdad.
En este pasaje la palabra verbo
es logos que significa: palabra.
La
Palabra hecha carne es un titulo del Hijo de Dios, el cumplimiento del título logos, es la
manifestación personal de toda la deidad, no solo una parte de la naturaleza
divina.
1 Juan 1:1
1 Lo que era desde el principio, lo que
hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y
palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida.
Aquí Jesús es llamado el logos de
vida.
Entonces podemos ver que Jesús es la Palabra de Dios. Por eso, el lugar
que le damos a la Palabra de Dios en nuestras vidas es el lugar que le damos a
Dios en nuestras vidas.
Lo segundo que debemos
entender es que el poder de Dios está
encerrado en su Palabra.
Hebreos 1:1-3
1 Dios, habiendo hablado muchas veces y
de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
2 en estos postreros días nos ha
hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo
hizo el universo;
3 el cual, siendo el resplandor de su
gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con
la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados
por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Aquí palabra
es rhema, que se define: “El significado de rhema a
diferencia de logos esta
ejemplificado en la orden de “tomar la
espada del espíritu que es la Palabra de Dios,” que está en Efesios 6:17, la referencia aquí no es
a toda la Biblia en conjunto (como en logos).
sino a las porciones individuales de la Escritura que el Espíritu nos hace
recordar en tiempo de necesidad, siendo el requisito previo el almacenar
regularmente la Escritura en nuestra mente.”
Logos nos muestra lo que
la Palabra es en esencia, rhema lo
que la Palabra puede hacer por nosotros.
El poder que hay en la Palabra se desata a través del rhema.
Lo tercero que debemos
entender es que la Palabra es verdad.
Juan 17:17
17 Santifícalos en tu verdad; tu
palabra es verdad.
El logos de Dios es la verdad
de Dios.
Números 23:19
19 Dios no es hombre, para que mienta,
Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo
ejecutará?
Si Dios dijo algo en Su Palabra, es un hecho que va ha suceder.
Lo cuarto que debemos
entender es que la Palabra de Dios no
cambia.
En Mateo 24:35, Marcos 13:31 y
Lucas 21:33 dicen lo mismo:
Mateo 24:35
35 El cielo y la tierra pasarán, pero
mis palabras no pasarán.
El logos de Dios nunca
cambia.
Santiago 1:16-17
16 Amados hermanos míos, no erréis.
17 Toda buena dádiva y todo don
perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay
mudanza, ni sombra de variación.
Dios no cambia, ni varía ni se muda, Él siempre es el mismo.
Hebreos 13:8
8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y
por los siglos.
Jesucristo, la Palabra viva, no ha cambiado, por tanto la Palabra de
Dios sigue vigente hoy.
Lo quinto que debemos
entender es que la Palabra trae las
cosas de Dios al mundo natural.
Hebreos 11:3
3 Por
la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de
modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
Hebreos
11:3 (Biblia del Pueblo de Dios)
3 Por
la fe, comprendemos que la Palabra de Dios formó el mundo, de manera que lo
visible proviene de lo invisible.
Hebreos
11:3 (Biblia Castilian 2003)
3 Por
la fe sabemos que los mundos y los tiempos fueron organizados por la palabra de
Dios, de suerte que de lo invisible surgiera lo visible.
Hebreos
11:3 (The Message)
3 Por
la fe podemos ver que el mundo fue llamado a existencia por la palabra de Dios,
lo que vemos fue creado por lo que no vemos.
Este verso que vemos es bien claro, el mundo y todo lo que conocemos fue
formado por la Palabra de Dios, creando las cosas que se ven de las que no se
veían.
Dios llamó al mundo a la existencia con sus palabras tal como vemos en
Génesis.
Génesis 1:1-3
1 En el principio creó Dios los
cielos y la tierra.
2 Y la tierra estaba desordenada
y vacía, y las tinieblas estaban sobre
la faz del abismo, y el Espíritu de Dios
se movía sobre la faz de las aguas.
3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Si vemos todo el capítulo 1 de Génesis veremos que Dios habló 7 veces
para hacer su creación y cada vez que Él habló fue formado algo.
Su Palabra tiene poder creador.
Lo sexto que debemos entender
es que la Palabra de Dios tiene poder
para reproducirse en nosotros.
La parábola del sembrador es una muestra clara de cómo la Palabra de
Dios puede llegar a reproducirse en nosotros.
Lucas 8:11
11
Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de
Dios.
Mateo 13:19
19
Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón.
Veamos ahora como es que esa semilla de la Palabra crece en nuestro
corazón.
Marcos 4:26-29
26
Decía además: Así es el reino de Dios,
como cuando un hombre echa semilla en la tierra;
27
y duerme y se levanta, de noche y
de día, y la semilla brota y crece sin
que él sepa cómo.
28
Porque de suyo lleva fruto la tierra,
primero hierba, luego
espiga, después grano lleno en la espiga;
29
y cuando el fruto está maduro, en
seguida se mete la hoz, porque la siega
ha llegado.
La Palabra tiene poder para reproducirse en nosotros y dar fruto.
Le sétimo que debemos
entender es que para que la Palabra se
vuelva real en nosotros debemos vivirla.
Nosotros no podemos llegar a vivirla si es que no la conocemos.
Juan 8:31-32
31
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos;
32
y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres.
Para poder ser verdaderos discípulos de Jesús debemos conocer y
permanecer en Su Palabra.
Santiago 1:21-25
21
Por lo cual, desechando toda
inmundicia y abundancia de malicia,
recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
22
Pero sed hacedores de la palabra,
y no tan solamente oidores,
engañándoos a vosotros mismos.
23
Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en
un espejo su rostro natural.
24
Porque él se considera a sí mismo,
y se va, y luego olvida cómo era.
25
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Este pasaje es bien claro; no solo debemos recibir la Palabra sino que
debemos convertirnos en hacedores de ella; debemos vivirla para que se vuelva
una realidad en nosotros.
Josué 1:7-9
7
Solamente esfuérzate y sé muy valiente,
para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te
mandó; no te apartes de ella ni a
diestra ni a siniestra, para que seas
prosperado en todas las cosas que emprendas.
8
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en
él, para que guardes y hagas conforme a
todo lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu camino, y
todo te saldrá bien.
9
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en
dondequiera que vayas.
Esta orden que Dios le dio a Josué sigue vigente para nosotros; debemos
oír la Palabra, guardarla y hacerla, solo así la haremos una realidad en
nuestra vida y producirá el fruto deseado.
Lo octavo que debemos
entender es que debemos permanecer en la
Palabra.
Juan 15:7
7 Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
Debemos de permanecer en los Rhemas de Dios.
Colosenses 3:16
16 La palabra de Cristo more en
abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda
sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e
himnos y cánticos espirituales.
El logos de Dios debe habitar ricamente en nosotros. Es nuestra
responsabilidad el pasar tiempo en la Palabra de Dios.
Al habitar y permanecer en la Palabra de Dios vamos a poder conocer el
aspecto legal de la Palabra y sabremos qué hacer para experimentar el aspecto
vital de ella.
Josué 1:8
8 Nunca se apartará de tu boca este
libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y
hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás
prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Esta es la clave para experimentar el aspecto vital en nuestras vidas.
1. Tener la Palabra de Dios siempre en nuestra boca.
2. Meditar la Palabra de Dios de día y de noche.
3. Guardar la Palabra en nuestro corazón.
4. Hacer lo que dice la Palabra de Dios.