viernes, abril 22, 2011

No es obra nuestra, sino el inmerecido favor de Dios

No es obra nuestra, sino el inmerecido favor de Dios

Por joseph Prince

Por desdicha el mundo, e incluso algunos cristianos, no entienden lo que significa depender de Jesús. Por ejemplo, hay quienes piensan que Joseph Prince de alguna manera logró que la Iglesia Nueva Creación creciera de ciento cincuenta miembros a más de diecinueve mil por medio de alguna estrategia inteligente o uno de esos planes de crecimiento a diez años. Un compatriota pionero cristiano, ya mayor, me preguntó hace tiempo qué era lo que hacía yo para que la iglesia creciera. Le contesté que todo era por gracia, por el inmerecido favor de Dios. Y me respondió: "Sí, sí, ya sé que es por gracia pero, de veras, ¿qué es lo que estás haciendo?".

Por desdicha, en muchos círculos cristianos la "gracia" se ha convertido en una palabra de esas que se repiten porque si. Verás, la gente está muy ocupada "haciendo" y quieren saber qué es lo que estás haciendo para obtener los resultados que ven. Lo que este libro busca es animarte a que ya no te concentres en lo que estás haciendo sino en mirar a Cristo. Deja de tratar de merecer las bendiciones de Dios y empieza a depender del inmerecido favor de Jesús para que te vaya bien en la vida. Cuando dejes de hacer y empieces a depender de su divino favor, créeme que comenzarás a experimentar el tipo de resultados que produce Jesús.

De la misma manera, mientras escribo esto creo que obtendrás los resultados que produce Jesús. No quiero que leas lo que yo tengo que decirte sino que recibas lo que creo que Jesús ha puesto en mi corazón para ti. Soy solo un señalador, y escribo este libro ¡para señalarte a la persona de Cristo! Es su presencia manifiesta, su glorioso poder obrando en tu corazón y por medio de tus manos, lo que hará que todo lo que toques prospere con el tipo de resultados que produce Cristo al punto que hasta tu crítico más duro tendrá que llegar a la conclusión de que el Señor está contigo y hace que todo te vaya bien.

Amado amigo, amada amiga: deja ya de mirar las circunstancias que te rodean, o la posición en que estás. Si tu empleador es creyente o no, eso no importa. Jesús puede hacer que prospere TODO lo que haces, si dependes de su inmerecido favor en tu trabajo. Créeme que cuando eso empiece a suceder, tu empleador va a levantar la mirada y notará que hay algo especial en ti. ¡Te destacarás de entre la multitud! Recuerda que el mismo Señor que estuvo con José hoy está contigo. Su nombre es Jesús y como Él está contigo, ¡puedes esperar éxito en todo lo que hagas!

Por ejemplo, si te ponen al frente de un proyecto de ventas, cree que tu equipo de vendedores logrará niveles que nadie alcanzó antes en la historia de tu compañía. Cuando revises las finanzas de una empresa, cree que hallarás formas legales de ayudar a tu compañía a ahorrar en gastos operativos, aumentando su flujo de dinero como nunca en su historia. Cuando te pongan a desarrollar negocios, cree que Jesús hará que se te abran puertas que antes estuvieron cerradas para tu empresa, y todo por su inmerecido favor. Quizá tu empresa sea solo un pequeño emprendimiento informático en Silicon Valley, pero por alguna razón, los muchachos importantes de Microsoft, IBM y Oracle te tienen en gran estima. No saben por qué, pero hay algo especial en ti que hace que busquen cómo poder colaborar contigo ¡al punto que tendrás opciones para elegir!

Eso, amigo o amiga, es el inmerecido favor de Dios en acción. En el plano natural, tal vez no tengas calificaciones o experiencia, ¡pero recuerda que también tu falta de calificaciones existe en el plano de lo natural! Porque tú, amado amigo o amada amiga, vives y operas en el plano de lo sobrenatural. El Señor Jesús está contigo cien por cien. Eres una persona próspera a los ojos del Señor y si dependes de Él, el Señor hará que todo lo que tus manos toquen prospere.


tomado de vidacristiana.com