viernes, septiembre 22, 2006

Te Amo Tanto

Elizabeth Botto interpretando la canción Te Amo Tanto

domingo, septiembre 17, 2006

Como Aumentar Tu Fe

Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

- Romanos 12:3

Dios repartió a todo creyente la medida de fe el día que nació de nuevo.

Efesios 2:8-9

8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

9 no por obras, para que nadie se gloríe.

El verso 9 en la Biblia de Jerusalén se lee así: Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios”.

Dios le dio a cada creyente la medida de fe, cuando alguien nace de nuevo en ese momento la fe viene a su corazón.

Romanos 10:8-17

8 Más ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:

9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.

10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

11 Pues la escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.

12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos lo que le invocan; 13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

14 ¿Cómo, pues, invocaran a aquel en el cual no han creído? ¿Y como creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y como oirán sin haber quien les predique?

15 ¿Y como predicaran si no fueren enviados? Como esta escrito: ¡Cuan hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

16 Mas no todos obedecieron al evangelio: pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?

17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”

El día que nos predicaron el evangelio la fe vino a nosotros para poder recibir la vida eterna; en ese momento, cuando recibimos a Jesús vino la fe a nosotros.

2 Tesalonicenses 3:2

2 y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe.

Es evidente que no todas las personas tienen la fe sino solo aquellos que han recibido a Jesús.

El asunto es que si ya tenemos la fe como podemos hacer para aumentarla.

En nuestro pasaje de Romanos vemos que hay tres elementos para la fe:

1. El que da el mensaje

2. El mensaje

3. El oyente

En el capitulo 10 y 11 del libro de Hechos, vemos la conversión de Cornelio.

En los versos del 1 al 6 del capitulo 10 dice: “Había en Cesárea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas.”

En este pasaje, vemos dos cosas. Lo primero es que por más justos que seamos, esto no es suficiente para recibir la salvación. No importa lo bueno que seamos, nuestras obras no son suficientes para darnos la salvación.

En el verso 22 vemos el testimonio que dieron de Cornelio: “Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a tu casa para oír tus palabras.”

No es suficiente ser bueno a los ojos de los demás, necesitamos oír las palabras de la salvación.

Lo segundo que vemos es que los ángeles no pueden predicar el evangelio, Dios no les encomendó esa tarea a ellos sino a nosotros. Es por eso que Jesús nos dio La Gran Comisión en Marcos 16:15-16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

En Hechos 11:11-17 Pedro relato al concilio de Jerusalén lo que sucedió: “Y he aquí, luego llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesárea. Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron conmigo estos seis hermanos, y entraron en casa de un varón, quien nos contó como había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; el te hablará palabras por las cuales serás salvo tu y tu casa. Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros también al principio. Entonces me acorde de lo dicho por el Señor cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?”

El verso 14 se lee así en la Biblia Castilian: El ángel también le aseguró que, por mis palabras, él y toda su familia serían instruidos para alcanzar la salvación”; y en la Nueva Versión Internacional: “Él te traerá un mensaje mediante el cual serán salvos tú y toda tu familia”.

Notemos que Cornelio necesitaba oír palabras, para poder ser salvo. Y al oír esas palabras es que recibió la vida eterna.

En este pasaje vemos los tres elementos de la salvación:

1. El que da el mensaje fue Pedro.

2. El mensaje fue la predicación del evangelio.

3. El oyente fue Cornelio y su casa.

De ahí vemos que la fe para salvación vino por el oír la predicación de la Palabra, específicamente en el área de la salvación.

El Logos y el Rhema

En Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”

En la Biblia Dios Habla Hoy se lee: Así pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo”; y en la Nueva Versión Internacional: “Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo”.

Es interesante notar término griego que se usa para palabra. Hay dos palabras que se usan en el Nuevo Testamento para palabra:

1. Logos: Nos habla de toda la Biblia en conjunto, toda junta en un paquete. La Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis.

2. Rhema: Nos habla de una materia específica, de un tema de la Palabra de Dios.

La base de la fe es la Palabra de Dios; por eso, debemos entender que aspecto de la Palabra de Dios se necesita, para poder conseguirla.

En este pasaje bíblico, se utiliza la palabra Rhema; es decir, la fe viene cuando estamos oyendo una y otra vez un tema específico de la Palabra de Dios.

Notemos que la fe no viene por oír una sola vez la Palabra, sino por el oír de una manera continua la Palabra de Dios.

Mucha gente no recibe de Dios, porque no se toman tiempo para dejar que la fe crezca en su corazón. A lo largo de la Biblia podemos ver que debemos ser diligentes en nuestro estudio de la Palabra.

En Josué 1:7-9 dice: “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartara de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en el, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en el está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”

En este pasaje vemos que Dios le dice a Josué, que la clave para el éxito en la vida se encuentra en el estudio diario de la Palabra de Dios. No solo una vez a la semana sino algo constante.

Si queremos tener fe para recibir de Dios necesitamos pasar tiempo en la Palabra de Dios para recibir lo que necesitamos.

Otra cosa que debemos entender es que a la hora de estudiar la Palabra de Dios siempre debemos tener un norte.

Mucha gente lee la Biblia como si leyera un el horóscopo; toma la Biblia y le dice al Señor: “que tienes hoy para mi,” la abren y lo que les sale, es lo que piensan les está diciendo Dios.

Un hermano que usaba ese método, abrió su Biblia donde dice: “Judas fue y se ahorcó”; cuando lo leyó, pensó: “seguro que Dios se equivocó, leeré de nuevo para estar seguro.”

Volvió a abrir la Biblia y encontró: “Anda tu y haz lo mismo.” Al leer dijo: “Necesito una confirmación.”

La tercera vez abrió la Biblia y encontró: “Apresúrate, no te detengas;” y fue y se ahorcó.

Esa no es la manera de leer la Biblia, ni es la manera de buscar dirección de Dios. En Romanos 8:14 vemos la forma como Dios guía a sus hijos: “Por que todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.”

La forma en que Dios guía a sus hijos es a través de Su Espíritu.

Volviendo a nuestro tema; debemos de ser específicos a la hora que queremos desarrollar la fe en nuestras vidas. En Gálatas 6:7 dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare eso también segara.” La Biblia al Día lo dice así: No os engañéis: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra.”

En la parábola del sembrador, en Marcos 4:14 dice: “El sembrador es el que siembra la palabra.” Nosotros somos los que sembramos la Palabra en nuestros corazones; y cada semilla produce una cosecha en nuestras vidas.

Si siembras semillas de salvación, eso es lo que tu recibirás en tu vida. Si siembras semillas de prosperidad, recibirás fe para prosperar. Si siembras semillas de sanidad, tendrás fe para ser sano.

Aunque en este caso estamos hablando de la salvación, esto puede aplicarse a cualquier área de la Biblia.

Fe Para Sanidad

Ahora veremos este proceso de la fe en la sanidad divina.

En Hechos 14:7-10 dice: “Y allí predicaban el evangelio. Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en el sus ojos, y viendo que tenia fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y el saltó, y anduvo.”

En este pasaje vemos a los tres elementos en el proceso de la fe:

1. El que da el mensaje es el apóstol Pablo

2. El mensaje es el evangelio

3. El oyente es el cojo de Listra

Hemos visto que la fe viene cuando un oye la Palabra de Dios; aquí vemos que Pablo estaba predicando el evangelio.

¿Qué es el evangelio? Evangelio significa buenas noticias. En Lucas 4:18-19 el evangelio es descrito: “El Espíritu del Señor esta sobre mi, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.”

En Hechos 10:38 vemos quienes son los oprimidos: “Como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”

Cuando Pedro predico a Cornelio y los suyos, les dijo que los oprimidos que Jesús vino a liberar eran las personas enfermas. Y además que el opresor es el diablo.

Por eso, cuando Pablo le predico el evangelio al cojo de Listra, le estaba diciendo que Jesús había venido a librarlo de su enfermedad, y eso produjo la fe en el para recibir su sanidad.

El cojo hizo tres cosas para poder recibir su milagro:

1. Oyó el evangelio.

2. Tuvo fe para ser sanado.

3. Actuó en la palabra de Pablo.

Este milagro que recibió el cojo también lo podemos recibir nosotros. Si tu sigues estos tres pasos también recibirás las cosas que necesitas para tu vida.

Tu ya tienes la fe, así que como este cojo de Listra debes ponerla en operación.

sábado, septiembre 02, 2006

Haz lo que Dios te dice que hagas

Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.

Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.

Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.

- Juan 2:1-10


En este pasaje nos encontramos a Jesús en una fiesta de bodas en Caná de Galilea. Entre los judíos, la cena de las bodas tenía lugar en la casa del marido, y era el gran evento social en la vida familiar ya que se celebraban públicamente con un banquete. Las fiestas solían durar hasta una semana.

En esta fiesta los novios se encontraban con un problema, no habían previsto la cantidad de vino necesario y se les había acabado.

Juan 2:3 (CST)

A mitad de la fiesta se les acabó el vino, y la madre de Jesús fue adonde él estaba y se lo dijo.


María se dio cuenta de la situación y fue donde Jesús a decírselo, quien en un principio se sintió renuente ha hacer algo al respecto.

Juan 2:4 (PDT)

Jesús le dijo: -Mamá, no deberías decirme lo que tengo que hacer. No ha llegado el momento para que yo comience mi misión.


Pero María no era una persona que se rindiese tan fácilmente, ella era una mujer insistente, no se iba a detener sin conseguir su milagro.

Juan 2:5

Entonces María les dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que Jesús les diga".


Aquí María dice unas palabras poderosísimas: “Hagan todo lo que Jesús les diga.” Estas palabras no eran solo para los sirvientes de la fiesta de bodas, son palabras que son también relevantes para nosotros.

Debemos hacer todo lo que Jesús nos diga.

Juan 1:1 (NBLH)

1 En el principio ya existía el Verbo (la Palabra), y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.


Juan 1:1-4, 14 (CST)

1 En el principio de todas las cosas era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios.

2 La Palabra estaba en el principio con Dios.

3 Por medio de ella creó Dios todas las cosas, y sin ella nada de lo creado fue creado.

4 Porque en la Palabra estaba la vida, y la vida era la luz que iluminaba a la humanidad.

14 Aquella Palabra se hizo hombre, y como hombre vivió entre nosotros con plenitud de gracia y de verdad. Y fuimos testigos de su gloria, la gloria que pertenece al Hijo único de Dios Padre.


Jesús es el verbo o la palabra de Dios hecha carne. Al hacer la Palabra de Dios, estamos haciendo lo que Jesús nos dice.

En el libro de Santiago vemos mucho acerca de la fe y las acciones, y sabemos que la fe actúa en lo que cree, que es la Palabra de Dios.

Santiago 1:22

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.


Santiago 1:22 (JER)

22 Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos.


Santiago 1:22 (EUNSA)

22 Pero tenéis que ponerla en práctica y no sólo escucharla engañándoos a vosotros mismos.


Santiago 1:22 (PDT)

Pero no es suficiente con sólo oír el mensaje de Dios. Hay que obedecerlo. Si sólo lo oyen, sin hacer lo que dice, se están engañando a sí mismos.


No es suficiente con el oír la Palabra, con saber lo que tenemos que hacer, debemos hacer lo que dice. Como puedo disfrutar de una limonada si sabiendo como hacerla no lo hago.

La fe que no actúa o hace lo que cree no tendrá ningún resultado en nuestras vidas.

Santiago 2:17 (PDT)

17 De la misma manera, si la fe no está acompañada de hechos, así sola está muerta.


Santiago 2:17 (AMP)

17 Así también la fe, si no tiene obras (hechos y acciones de obediencia que la respalden), por si misma se destituye de poder (esta inoperativa, muerta).


Una fe que no hace lo que Dios le diga es una fe que está muerta. En Santiago 2:26 podemos ver esto más claramente:

Santiago 2:26

Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.


La fe está unida a las acciones de la manera que un cuerpo está unido a un espíritu. Si el cuerpo esta unido al espíritu esta vivo; pero sabemos que la muerte física viene cuando el espíritu se separa del cuerpo.

Una fe que no hace lo que cree está muerta, no sirve de nada.

Ese es el dilema que en el que se encuentran los sirvientes, para que hubiese vino en la fiesta de bodas ellos tenían que hacer lo que Jesús les iba a decir.

Juan 2: 6-7 (NBLH)

6 Y había allí seis tinajas de piedra, puestas para ser usadas en el rito de la purificación de los Judíos; en cada una cabían dos o tres cántaros (unos 100 litros).

7 Jesús les dijo: "Llenen de agua las tinajas." Y las llenaron hasta el borde.


Ahora venía el momento de actuar, Jesús les pidió que llenen las tinajas con agua, es decir, les pidió que le trajeran 600 litros de agua. Ellos necesitaban vino y Jesús les pidió agua.

Notemos que ellos fueron obedientes e hicieron lo que Jesús les dijo, no llenaron las tinajas hasta la mitad, sino que lo hicieron hasta el borde.

Juan 2:8

Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.


Vine nos dice que el maestresala era el maestro de ceremonias en un convite; el encargado de cuidar de que la mesa y los reclinatorios estuvieran bien dispuestos, la comida en orden, y de gustar los alimentos y el vino.

Jesús les dijo a los sirvientes que le lleven estos 600 litros de agua a su jefe, el maestresala, cuando lo que necesitaban era vino.

Les dejo a su imaginación lo que iba ha hacer este maestresala con sus empleados bromistas.

Pero algo sucedió mientras llevaban el agua:

Juan 2:9-10 (BAD)

9 El encargado del banquete probó el agua convertida en vino sin saber de dónde había salido, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Entonces llamó aparte al novio

10 y le dijo: —Todos sirven primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido mucho, entonces sirven el más barato; pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora.


¿Cuándo ocurrió el milagro? Cuando los sirvientes obedecieron y le llevaron el agua a su jefe, el maestresala, el encargado del banquete.

Eso es lo que tenemos que hacer si queremos recibir un milagro en nuestra vida; oír lo que Jesús nos dice que hagamos y hacerlo. Actuar en la Palabra de Dios.

Este principio lo vemos en cada milagro que ocurrió no solo en el ministerio de Jesús sino a lo largo de toda la Biblia.

En cada ejemplo bíblico que leemos las personas que hicieron lo que Dios les dijo recibieron su milagro, sea físico, financiero, en su hogar, resurrecciones de muertos y toda clase de milagros sin importar su tipo.

Veamos un ejemplo de esto en el Antiguo Testamento:

2 Reyes 4:1-7 (NVI)

1 La viuda de un miembro de la comunidad de los profetas le suplicó a Eliseo: Mi esposo, su servidor, ha muerto, y usted sabe que él era fiel al Señor. Ahora resulta que el hombre con quien estamos endeudados ha venido para llevarse a mis dos hijos como esclavos.

2 ¿Y qué puedo hacer por ti? le preguntó Eliseo. Dime, ¿qué tienes en casa? Su servidora no tiene nada en casa le respondió, excepto un poco de aceite.

3 Eliseo le ordenó: Sal y pide a tus vecinos que te presten sus vasijas; consigue todas las que puedas.

4 Luego entra en la casa con tus hijos y cierra la puerta. Echa aceite en todas las vasijas y, a medida que las llenes, ponlas aparte.

5 En seguida la mujer dejó a Eliseo y se fue. Luego se encerró con sus hijos y empezó a llenar las vasijas que ellos le pasaban.

6 Cuando ya todas estuvieron llenas, ella le pidió a uno de sus hijos que le pasara otra más, y él respondió: “Ya no hay." En ese momento se acabó el aceite.

7 La mujer fue y se lo contó al hombre de Dios, quien le mandó: “Ahora ve a vender el aceite, y paga tus deudas. Con el dinero que te sobre, podrán vivir tú y tus hijos."


Aquí vemos claramente como el profeta le dio una palabra a la viuda que iba a traerle la provisión que ella necesitaba.

2 Crónicas 20:20

Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.


Ella creyó en la palabra del profeta pues sabía que era Dios hablándole y al actuar en esa palabra recibió su milagro.

¿Tenemos que esperar que Dios nos hable por medio de un profeta para poder actuar y recibir nuestro milagro?

Veamos lo que dice Pedro:

2 Pedro 1:19

19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones,


No, no es necesario que escuchemos a un profeta, tenemos la Palabra de Dios, que nos dice lo que debemos hacer, es la palabra profética más segura, es Jesús mismo diciéndonos lo que debemos hacer.

Así que ahora nos toca a nosotros, hagamos lo que Dios nos diga que hagamos.