miércoles, febrero 14, 2007

Siendo Sanado Por la Imposición de Manos

La Imposición de Manos

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echaran fuera demonios; hablaran nuevas lenguas; tomaran en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
- Marcos 16:17-18

Este es el método más común de recibir sanidad divina; y, fue unos de los métodos que Jesús usó más a menudo en su ministerio. Además, es el método que se usa comúnmente en los servicios de la iglesia.

En Lucas 4:40 podemos ver como es que Jesús usaba este método en su ministerio: “Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían sobre él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.”

Una cosa que podemos notar en el pasaje de Marcos es que todos los que creyentes pueden imponer las manos sobre otros.

En 1988 pertenecí al grupo de evangelismo de mi iglesia (“La Palabra de Fe de Lima,” en Lima); todos los martes, jueves y sábados íbamos al Hospital Rebagliati, el más grande de la ciudad, para orar por los enfermos y predicarles el evangelio.

Para mi fue de una gran bendición ver la cantidad de enfermos que fueron sanados en esos días; además conocí a mi esposa el día que empecé a ir a los hospitales; nos enamoramos mientras veíamos a los enfermos ser sanados por poder de Dios, mientras les imponíamos las manos.

Un caso que recuerdo fue el de una señora, que tenia cerca de 80 años, y estaba en estado de coma; su sobrino que trabajaba en el hospital nos pidió que orásemos por su tía, y nos hizo entrar a la sala donde estaba aunque era un área restringida al publico.

Cuando llegamos, le impusimos las manos a la señora y al instante ella salió del coma, abrió los ojos, y nos preguntó que le había pasado, se creo una conmoción en el hospital, empezaron a llegar los doctores y enfermeras, así que tuvimos que salir del cuarto.

Estando afuera, nos llamó un señor que estaba en el cuarto del costado, para preguntarnos que había pasado. Le contamos lo que sucedió y nos pidió que orásemos por el que no podía mover una pierna, al instante fue sanado, y recibió a Jesús.

Una joven que vio esto, nos dijo que orásemos por ella, ya que tenía un tumor en la rodilla, al imponerle las manos, sentí como el tumor se reducía en mis manos, le predicamos y recibió a Jesús.

Después de eso, llegaron los doctores y nos pidiéramos que nos retirásemos de esa sección del hospital.

Solo éramos creyentes que teníamos un deseo de predicar el evangelio. Algunos estábamos empezando en el ministerio, pero otro grupo nunca estuvo en el ministerio, eran simples creyentes.

Dios quiere usarte, sin importar la edad que tengas.

Cuando era pastor en Talara, un día tuvimos un culto unido con todas las iglesias de la zona; al final llamamos a todas las personas enfermas para que pasen adelante para que los pastores oren por ellas; entre las personas que pasaron, una señora se arrodilló delante de mí la banca en que estaba mi esposa con mi hijo Ricardito, que en esa época tenia un año y medio. Mi hijito al verla, pasó adelante, le impuso las manos en el nombre de Jesús, y la hermana regresó a su asiento gozosa.

Si un niño de año y medio puede ser usado por Dios, tu también puedes imponer las manos sobre los enfermos.

Dios quiere usarte, solo tienes que atreverte, pon las manos sobre los enfermos, y sanaran.

Cuando tú pones las manos sobre un enfermo, se pone en funcionamiento la ley del punto de contacto.

¿En que consiste esta ley? En el momentos que tú pones tu mano sobre el enfermo; tu mano se convierte en un punto de contacto, en el que el enfermo puede desatar su fe para ser sanado.

Es como cuando vimos el método en el que se unge con aceite al enfermo en el nombre de Jesús; el aceite es el punto de contacto, en el cual el enfermo desata su fe.

En la sanidad siempre se requiere de la fe del enfermo; en un menor o mayor grado.

Como vimos antes, en Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

No podemos agradar a Dios sin fe; y, para la sanidad por imposición de manos, se junta la fe de dos personas, el que impone las manos y la persona que se acerca para recibir su sanidad.

La Biblia también nos enseña que hay una unción para imponer las manos sobre los enfermos. En Hechos 19:11, en la versión amplificada dice: “Y Dios hacia milagros inusuales y extraordinarios por las manos de Pablo.”

Hay una unción especial para la imposición de manos; un equipo sobrenatural que Dios le da ha algunos ministros para cumplir su ministerio.

En esta unción ocurre la ley de contacto y transmisión, en la cual al momento en que el ministro impone las manos, se desata la unción de Dios para sanidad.

En el enfermo le ocurre lo que le paso a la mujer que tenia el flujo de sangre en Marcos 5:29-33: “Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud dijo: ¿Quién me ha tocado? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quien había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.”

Esta unción se ve principalmente en los evangelistas, parte de su equipo es la unción para imponer las manos para sanidad.

El gran evangelista de principios de siglo Raymond T. Richie decía: “La sanidad es la campana de la iglesia.” Él decía, que en las antiguas plantaciones, a la hora del almuerzo, la cocinera tocaba la campana, y la gente dejaba sus labores y corría hacia el comedor.

La sanidad provoca ese efecto en la iglesia, al enterarse que Dios está sanando a la gente, la gente empieza ha ir para recibir de Dios.

La gente que se acerca a recibir sanidad, por lo general, recibe una descarga del poder sanador y es sanada inmediatamente.

Otra cosa que debemos recordar, es que la sanidad depende también de ti; cuando te acerques para ser sanado, desata tu fe y cree que estás siendo sanado en el momento en que te imponen las manos y oran por ti, y como resultado de eso recibirás tu sanidad.