viernes, febrero 22, 2013

Cuatro Grandes Palabras


Cuatro Grandes Palabras

En Romanos 3:21-26 encontramos 4 grandes palabras relativas a nuestra salvación:

Romanos 3:21-26
21  Pero ahora,  aparte de la ley,  se ha manifestado la justicia de Dios,  testificada por la ley y por los profetas;
22  la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él.  Porque no hay diferencia,
23  por cuanto todos pecaron,  y están destituidos de la gloria de Dios,
24  siendo justificados gratuitamente por su gracia,  mediante la redención que es en Cristo Jesús,
25  a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre,  para manifestar su justicia,  a causa de haber pasado por alto,  en su paciencia,  los pecados pasados,
26  con la mira de manifestar en este tiempo su justicia,  a fin de que él sea el justo,  y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

Estas 4 grandes palabras son gracia, propiciación, redención y justificación.

La gracia nos habla de la provisión gratuita de Dios para proveernos la salvación, la propiciación de la victima sacrificial que Dios uso para proveerla, la redención del pago para lograrla y la justificación del efecto en los que la reciben.

La primera gran palabra en cuanto a la salvación es la gracia.

Efesios 2:8-9 es uno de los versículos más conocidos en cuanto a la salvación: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; por obras,  para que nadie se gloríe.”

El regalo de Dios es la salvación, la cual nos viene por gracia, no por medio de las obras, o es lo que nosotros hagamos sino lo que Dios proveyó para nosotros, lo cual lo recibimos por medio de la fe.

En Romanos 4 Pablo explica más acerca de esto:

Romanos 4:1-8
1  ¿Qué,  pues,  diremos que halló Abraham,  nuestro padre según la carne?
2  Porque si Abraham fue justificado por las obras,  tiene de qué gloriarse,  pero no para con Dios.
3  Porque  ¿qué dice la Escritura?  Creyó Abraham a Dios,  y le fue contado por justicia.
4  Pero al que obra,  no se le cuenta el salario como gracia,  sino como deuda;
5  mas al que no obra,  sino cree en aquel que justifica al impío,  su fe le es contada por justicia.
6  Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras,
7  diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos.
8  Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.

Hablando del ejemplo de Abraham nos muestra que nuestra justificación no es un asunto de obras sino de gracia; no es lo que nosotros hagamos sino lo que el proveyó.

Si fuese por nuestras obras o las cosas que hagamos ya no sería algo gratuito sino de un pago por las cosas que hemos hecho. Entonces podríamos hacer lo que dice Efesios 2:9, gloriarnos porque lo hemos logrado por nuestros propios medios.

La segunda gran palabra es la propiciación.

Hace un tiempo vi una película en la que en Hawaii trataban de tirar a una persona en un volcán y detener la ira de su Dios para que ese volcán no erupcione y destruya la isla.

Ese es el significado de la palabra propiciación, sacrificar una víctima para aplacar la ira de un Dios.

En Primera de Juan podemos ver dos pasajes en cuanto a la propiciación:

1 Juan 2:2, 4:10
2:2  Y él es la propiciación por nuestros pecados;  y no solamente por los nuestros,  sino también por los de todo el mundo.
4:10  En esto consiste el amor:  no en que nosotros hayamos amado a Dios,  sino en que él nos amó a nosotros,  y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

Jesucristo es la víctima que Dios eligió como propiciación por nuestros pecados.

Vayamos a Génesis para ver la promesa de un sacrificio por nuestros pecados:

Génesis 22:1-14
1  Aconteció después de estas cosas,  que probó Dios a Abraham,  y le dijo:  Abraham.  Y él respondió:  Heme aquí.
2  Y dijo:  Toma ahora tu hijo,  tu único,  Isaac,  a quien amas,  y vete a tierra de Moriah,  y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
3  Y Abraham se levantó muy de mañana,  y enalbardó su asno,  y tomó consigo dos siervos suyos,  y a Isaac su hijo;  y cortó leña para el holocausto,  y se levantó,  y fue al lugar que Dios le dijo.
4  Al tercer día alzó Abraham sus ojos,  y vio el lugar de lejos.
5  Entonces dijo Abraham a sus siervos:  Esperad aquí con el asno,  y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos,  y volveremos a vosotros.
6  Y tomó Abraham la leña del holocausto,  y la puso sobre Isaac su hijo,  y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo;  y fueron ambos juntos.
7  Entonces habló Isaac a Abraham su padre,  y dijo:  Padre mío.  Y él respondió:  Heme aquí,  mi hijo.  Y él dijo:  He aquí el fuego y la leña;  mas  ¿dónde está el cordero para el holocausto?
8  Y respondió Abraham:  Dios se proveerá de cordero para el holocausto,  hijo mío.  E iban juntos.
9  Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho,  edificó allí Abraham un altar,  y compuso la leña,  y ató a Isaac su hijo,  y lo puso en el altar sobre la leña.
10  Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
11  Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo,  y dijo:  Abraham,  Abraham.  Y él respondió:  Heme aquí.
12  Y dijo:  No extiendas tu mano sobre el muchacho,  ni le hagas nada;  porque ya conozco que temes a Dios,  por cuanto no me rehusaste tu hijo,  tu único.
13  Entonces alzó Abraham sus ojos y miró,  y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos;  y fue Abraham y tomó el carnero,  y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
14  Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar,  Jehová proveerá.  Por tanto se dice hoy:  En el monte de Jehová será provisto.

En esta historia vemos la figura de la sustitución. Dios le había pedido a Abraham que le sacrifique su hijo Isaac. Y Abraham en obediencia fue para hacerlo. Al momento del sacrificio Dios le dijo que se detenga porque se había provisto de un cordero para hacerlo.

En los versículos 7 y 8 cuando Isaac le pregunta a su padre: “Donde está el cordero para el sacrificio”; Abraham le respondió: “Dios se proveerá un cordero para el sacrificio.”

Y eso es lo que hizo Dios, se proveyó de un Cordero para sacrificarlo como pago por nuestros pecados.

La tercera gran palabra que encontramos es redención.

Aquí la palabra redención es apolutrosis, esta palabra griega significa redención en pleno o liberación total contra el pago de un precio.

En la Biblia encontramos cuatro palabras griegas para redención: agorazo que significa el comprar en un mercado de esclavos; exagorazo que signica comprar para sacar del mercado de esclavos; lutroo que significa liberar mediante el pago de un precio; y, apolutrosis que significa la redención total mediante el pago de un precio.

En 1 Pedro 1:18-19 dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir,  la cual recibisteis de vuestros padres,  no con cosas corruptibles,  como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo,  como de un cordero sin mancha y sin contaminación.”

La palabra rescatar es lutroo que como vimos significa redimir. Hemos sido redimidos por un gran precio, la sangre de Jesucristo.

En los mercados de esclavos, estos eran comprados con monedas de oro o plata, pero para sacarnos de la esclavitud del reino de tinieblas en el cual vivíamos, Jesucristo mismo derramó su sangre y murió por nosotros.

En Efesios 1:7 dice: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” 

Aquí la palabra redención es apolutrosis y nos muestra la liberación total de la culpa por los pecados, es decir, nuestra completa y total libertad del pecado por el pago del gran precio que fue la sangre de Jesucristo.

En Hebreos 9:15 dice: Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.”

Aquí la palabra remisión es apolutrosis y nos muestra, que a diferencia del primer pacto donde solo eran cubiertos los pecados de sacrificio en sacrificio, por medio de la muerte de Jesús no solo hemos sido hechos libres de las consecuencias del pecado, sino del pecado mismo.

Hemos sido hechos totalmente libres del pecado y sus consecuencias.

Nuestra cuarta palabra es justificación.

Vine define la justificación de esta manera: La justificación la absolución legal y formal de toda culpa por parte de Dios como Juez, siendo el pecador pronunciado justo al creer en el Señor Jesucristo.”

A los ojos de Dios nosotros ya no somos culpables sino inocente; legalmente Dios nos declaro inocentes y ns hizo justos.

En 2 Corintios 5:21 dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”

Jesús que no conoció pecado por nosotros fue hecho pecado para que Dios pudiera declararnos inocentes y hacernos justos.

Esta figura la vemos en los sacrificios del Antiguo Pacto.

En Levíticos 16:1-28 podemos ver el ritual del gran día de la expiación; tomemos algunos de los versículos para poder explicarlo:

Levíticos 16:5-10
5  Y de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabríos para expiación,  y un carnero para holocausto.
6  Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo,  y hará la reconciliación por sí y por su casa.
7  Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión.
8  Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos;  una suerte por Jehová,  y otra suerte por Azazel.
9  Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación.
10  Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel,  lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él,  para enviarlo a Azazel al desierto.

Para la expiación de los pecados del pueblo eran traídos 2 machos cabríos, uno era sacrificado por los pecados del pueblo y el otro enviado al desierto.

¿Cuál era el propósito de ser enviado al desierto?

Levíticos 16:20-22
20  Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar,  hará traer el macho cabrío vivo;
21  y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo,  y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel,  todas sus rebeliones y todos sus pecados,  poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío,  y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto.
22  Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada;  y dejará ir el macho cabrío por el desierto.

El propósito de enviar al segundo macho cabrío al desierto era llevarse los pecados del pueblo a tierra inhabitada.

Eso es lo que Jesucristo hizo por nosotros en la justificación, no solo fue la víctima propiciatoria por nuestros pecados, no solo fue el pago para redimirnos y hacernos libres de ellos, sino que nos justificó quitándolos totalmente de nosotros y haciéndonos totalmente libres de ellos.

Como dice en Hebreos 10:

Hebreos 10:19-22
19  Así que,  hermanos,  teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,
20  por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo,  esto es,  de su carne,
21  y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
22  acerquémonos con corazón sincero,  en plena certidumbre de fe,  purificados los corazones de mala conciencia,  y lavados los cuerpos con agua pura. 

Ahora que tenemos libertad y pleno acceso para entrar a la misma presencia de Dios por la obra de Jesucristo en la cruz entremos confiadamente porque ya no hay nada que nos separe de Dios. El pecado y la culpa ya fueron quitados, Dios nos declaró inocentes y nos hizo justos.