lunes, octubre 23, 2006

Tres Pasos Para Recibir Tu Milagro 3

PASO 3

DEBES HACER LA PALABRA DE DIOS

Mientras el cojo de Listra escuchaba el evangelio, la fe empezó a crecer en su corazón, y Pablo se dio cuenta de ello; por eso le dijo: “Levántate derecho sobre tus pies.” Y el cojo saltó y caminó.

Cuando escuchamos la Palabra de Dios es inevitable que la fe se produzca; y cuando la fe se produce siempre debemos tomar una acción que respalde nuestra fe.

En Santiago 2:17 dice: “Así también la fe si no tiene obras, es muerta en si misma.”

La Biblia amplificada lo cita así: “Así también la fe, si no tiene obras (hechos y acciones de obediencia que la respalden) se ha destituido ella sola de poder (esta inoperativa, muerta).”

La fe si no esta respaldada por medio de acciones correspondientes está destituida de poder, es inoperativa.

Una fe que no actúa en lo que cree, no podrá recibir nada de Dios.

SANTIAGO 1:21-25

21 Por lo cual desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante a un hombre que considera en un espejo su rostro natural.

24 Porque el se considera a sí mismo, y se va, y luego considera como era.

25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.

Es importante que leamos la Palabra, pero no es suficiente, debemos de hacerla.

Es interesante que Josué 1:8 dice: “para que guardes y hagas conforme a lo que en él está escrito.”

La Palabra no solo se oye, sino que se guarda y se hace.

Tu fe se demostrará a través de tus acciones correspondientes.

Si vamos a lo largo de la Biblia veremos que en cada milagro que Dios hizo se necesitó la acción de un hombre.

Veamos lo que pasó en las bodas de Caná:

JUAN 2:1-10

1 Al tercer día hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.

2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.

3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.

4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo mujer? Aún no ha venido mi hora.

5 Su madre dijo a los que le servían: HACED TODO LO QUE OS DIJERE.

6 Y estaban allí tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros.

7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y LAS LLENARON HASTA ARRIBA.

8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y SE LO LLEVARON.

9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de donde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo,

10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.

Es interesante ver lo que pasó en este milagro. El vino se había acabado, y la madre de Jesús se dio cuenta. María le dijo a Jesús que no había vino, y a los sirvientes: “Haced todo lo que él os dijere.”

Ella era consciente de que cualquier milagro requería una acción por parte alguien.

Así que Jesús les dijo: “Llenad las tinajas de agua.”

Miren esto, ellos necesitaban vino para la fiesta y Jesús les dijo que trajesen tinajas llenas de agua. Ellos las llenaron hasta arriba y se las trajeron a Jesús. Luego, Jesús les dio una nueva orden: “Sacad ahora, y llevadlo al maestresala.”

Era fácil llevar las tinajas con agua a Jesús; pero lo que Jesús les dijo ahora es que fuesen donde su jefe y les llevase esas tinajas.

En esa época, lo menos que les hubiera pasado por hacer una broma así era que los hubiesen botado del trabajo; los podían haber enviado a la cárcel, e incluso mandarlos ejecutar; pues, estaban jugando con la reputación del novio. Sin embargo, ellos fueron donde el maestresala, y mientras iban el agua se convirtió en vino.

Ellos actuaron sobre la base de las palabras de Jesús y recibieron un milagro.

No basta la fe, junto con la fe siempre viene el mandato de fe para actuar.

Cuando fui pastor en la ciudad petrolera de Talara; una vez llegó un joven a la casa a las diez de la noche.

El me dijo: “Pastor, déjeme quedarme en su casa, he tenido problemas y mis padres me han botado de la casa y me han dicho que no vuelva más.” Yo lo escuché, vino el mandato de fe a mi corazón y le dije: “Anda a tu casa, vas a ver que ellos te están esperando con los brazos abiertos.” Cuando llegó a su cuadra, escuchó que su padre le gritaba: “Hijo, ven.”Cuando lo escuchó pensó que su padre y sus hermanos se habían puesto de acuerdo conmigo para pegarle. Pero cuando se acerco a su padre, le pidió perdón por haberlo botado, y le dijo que volviese a la casa y se quedase con ellos.

Moisés experimentó este mandato de fe cuando salió de Egipto junto al pueblo de Israel.

El corazón de Faraón se había endurecido, y salió con todo su ejército a perseguir a los israelitas. En ese momento los israelitas no podían avanzar ni retroceder, pues tenían al Mar Rojo por delante y a los Egipcios por detrás. Por lo cual empezaron a quejarse. Veamos que sucedió después:

EXODO 14:13-16

13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca mas para siempre los veréis.

14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.

15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Porque clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.

16 y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar.

Vemos que Dios paró en seco la prédica de Moisés. Lo que Dios le estaba diciendo es: “Ya basta de palabras, Yo sé que tu crees, pero ya no es tiempo de creer, AHORA ES TIEMPO DE ACTUAR.”

Hay un tiempo para creer, y un tiempo para actuar. Si no actuamos en el momento que viene la fe, esa fe se convertirá en incredulidad y dureza de corazón.

Cuando viví en Estados Unidos, en 1982, asistía a una iglesia latina; es decir, asistía gente de varios países latinoamericanos. A la iglesia asistía una hermana que había tenido artritis durante varios años.

Un fin de semana fuimos a City of Faith; en Houston, Texas, donde ministraban los Hermanos Charles y Frances Hunter. Llevamos a la hermana, que sufrió durante todo el trayecto (unas seis horas).

Durante el servicio del domingo, la hermana paso a la fila de sanidad, y los Hermanos Hunter le dijeron que salga corriendo; y nosotros la vimos salir disparada como una bala, paso por el salón de la iglesia, bajo ñas escaleras, se fue corriendo por el jardín, y regreso tan rápidamente como salió.

Yo conocía a la hermana, cada domingo veía que difícilmente podía caminar con la ayuda de otros; y ahora la veía corriendo como si fuera una niña. La hermana había escuchado el mensaje, lo había creído, y cuando escuchó el mandato de fe, ella actuó en esa palabra y recibió su milagro.

Eso fue lo que hizo Moisés, cuando escuchó el mandato de fe extendió su vara y el mar se abrió en dos, los hijos de Israel pasaron en seco, pero los egipcios murieron ahogados (Exodo 14:21-28).

Si tu has ido a la Palabra, y la fe ha crecido en tu corazón, es el momento que actúes en ella. Tu recibirás las cosas que deseas de Dios.

Un último ejemplo de esto lo vemos en la pesca milagrosa.

LUCAS 5:1-7

1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.

2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido lavaban sus redes.

3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que le apartase de tierra un poco; Y SENTÁNDOSE, ENSEÑABA DESDE LA BARCA A LA MULTITUD (Pedro estaba ente la multitud oyendo la Palabra).

4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.

5 Respondiendo Simón le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado, MAS EN TU PALABRA ECHARE LA RED (Esta respuesta indica que Pedro tenía fe para recibir un milagro).

6 Y HABIENDOLO HECHO (Esta fue la acción que trajo el milagro), encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.

7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.

Vemos que para conseguir este milagro, Pedro siguió los tres pasos:

Escuchó la predicación de Jesús; luego creyó, y en tercer lugar actuó en la Palabra de Dios.

Pedro le dijo a Jesús: “Yo soy una pescador, y sé que si no pesqué de noche, de día no lo voy a lograr, pero ya que tú lo dices, voy a creer en tu palabra y recibiré mi milagro.”

Y cuando Pedro actuó, él recibió la mayor pesca de su vida.

Esto fue lo que hizo también el cojo de Listra, escuchó a Pablo predicar el evangelio, tuvo fe para ser sanado, y cuando escuchó el mandato de fe, él salto y caminó.

Ese día él hizo lo que no había podido hacer en toda su vida, empezó a caminar como un hombre normal.

Tú también puedes recibir tu milagro hoy, ¿Estás listo para recibirlo? Solo recuerda:

1. Debes oír lo que la Palabra de Dios dice respecto a tu necesidad específica; buscando los versos que ofrezcan lo que necesitas.

2. Debes tener fe en esa Palabra específica; es inevitable que la fe venga si es que estás oyendo una y otra vez los versos que te ofrezcan responder la necesidad.

3. Debes actuar en la Palabra de Dios; cuando la fe llega a tu corazón, tu sabrás que hacer, al hacerlo vendrá tu milagro.

Al seguir estos tres pasos tendrás el milagro que deseas de Dios.