sábado, junio 05, 2010

Como Evangelizar Eficazmente - Parte 1

Somos embajadores de Cristo

2 Corintios 5:17-21

17De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Como creyenes somos embajadores de Cristo, tenemos una comisiòn que nos ha sido dada que es el ministerio de la reconciliación.

Su comisión dada por Dios (2 Corintios 5.18–21)

Hemos visto tres motivos que controlaban la vida y ministerio de Pablo; su confianza en el cielo, su preocupación por agradar a Cristo y su exigencia de amor. Había un cuarto motivo: la comisión que Pablo había recibido de Dios. ¡Pablo era un embajador de Cristo! Su mensaje era de paz: Dios había pagado el precio por el pecado; Dios no estaba en guerra contra los pecadores; los pecadores ahora podían creer y ser salvos. ¡Qué tremendo mensaje! Considere algunos hechos en cuanto a los embajadores.
(1) Los embajadores son escogidos y Cristo había escogido a Pablo para ser su representante. Pablo no se representaba a sí mismo (véase 4.5). Su mensaje era el evangelio que Cristo le encomendó (1 Ts 2.4). Su meta era agradar a Cristo y ser fiel a la tarea que se le dio.
(2) A los embajadores se les protege. Un embajador debe ser ciudadano de la nación que representa, y Pablo (como lo es todo cristiano) era un ciudadano del cielo (véase Flp 3.20). La nación suple a sus embajadores de todo lo necesario y está lista para protegerlos. De la misma manera Cristo suplió toda necesidad de Pablo y estuvo con él en toda crisis.
(3) A los embajadores se les considera responsables. Los embajadores representan a sus países y dicen lo que se les instruye. Saben que un día deben rendir cuenta de su trabajo.
(4) A los embajadores se les llama de regreso si se declara guerra. Dios todavía no ha declarado guerra a este perverso mundo, pero un día lo hará. Hay un día venidero de la ira (1 Ts 1.10) que juzgará a los malos, pero los cristianos serán llevados a su hogar antes de que llegue ese día (1 Ts 5.1–10). La Iglesia, los embajadores de Dios, no atravesarán la tribulación.
El mensaje de la iglesia de hoy es de reconciliación: Dios reconcilió al mundo consigo mismo por Cristo en la cruz y está dispuesto a salvar a todos los que confían en su Hijo. Nuestro mensaje no es de reforma social (aunque el evangelio transforma vidas, Tit 2.11–15); el nuestro es un mensaje de regeneración espiritual. Representamos a Cristo al invitar al perdido a que le reciba. ¡Qué privilegio... qué responsabilidad!
Todos los creyentes son embajadores, sea que aceptemos la comisión o no. «Como el Padre me envió, así también yo os envío», dijo Cristo (Jn 20.21). Asegurémonos de que nuestro mensaje, métodos y motivos sean los correctos, de modo que nuestra obra pueda ser duradera y resista la prueba de fuego cuando estemos ante Él.
Wiersbe, Warren W.: Bosquejos Expositivos De La Biblia : Antiguo Y Nuevo Testamento. electronic ed. Nashville : Editorial Caribe, 2000, c1995

Debemos tomar nuestro lugar aquí en la tierra como embajadores de Cristo ya que estamos representando a Cristo debido a la comisiòn que nos ha sido encomendada.